La sequía que ya lleva años de duración ha generado incluso propuestas de racionamiento diario y cortes de agua por sectores. Lamentablemente la mayoría del agua de las comunas urbanas de la capital (incluida la comuna de Las Condes) es agua potable, por problemas de distribución y de instalación de infraestructura (y por el altísimo costo que tendría distribuir agua a través de cañerías diferenciadas, más el hecho de tener que determinar quiénes quieren regar o no, entre otros inconvenientes). Así las cosas, si se va a regar con agua potable, por lo menos seamos responsables al respecto. Multa de 5 UTM para quienes rieguen de forma descuidada e indiscriminada, ya sea por excederse en la cantidad de agua que se usa, o ya sea por tirar el agua sobre superficies que no estén destinadas precisamente para recibirla (pavimento, asfalto, concreto; en veredas y calles, etc.). Luego, multa de 1 UTM a los dueños/arrendatarios de casas, condominios y edificios que desperdicien agua, por tener un regador roto, o que no apunte al lugar donde se debe regar (pasto, arbustos, plantas, etc). La multa de 1 UTM se calcula por cada media hora de desperdicio de agua. Lógico es, también, que, si hay un desperfecto, se pueda sanear y condonar la multa, si es que luego de advertida, se arregla el desperfecto en plazo máximo de 1 día. Finalmente, la comuna tiene que disponer de un incentivo monetario para que los residentes/propietarios/arrendatarios, no instalen o dejen de mantener piscinas en la comuna, y también incentivos a cegarlas/taparlas. Para que no se instalen, cobrar un derecho o patente municipal que llevará la DOM, calculado en UTM por cada metro cúbico de capacidad, para desincentivar que la gente las instale; para dejar de mantenerlas (dejar de alimentarlas con agua, dejar de tener el filtro encendido, etc) debería ofrecer una cierta cantidad alta de UTM y en el caso de taparlas, una cantidad altísima. El ahorro en agua beneficiaría no sólo a la comuna, sino que a otras.